Con la proximidad de la Navidad ha caído en mis manos un artículo de Rosabel Rodríguez, Doctora en Psicopedagogía y Psicología, en el que habla acerca del juego y de qué debemos tener en cuenta a la hora de escoger un juguete para nuestro hijo/a. Me pareció muy interesante compartir algunas reflexiones de las que habla y espero que os sean útiles para esta difícil toma de decisiones: ¿qué juguete es bueno para mi hijo/a?¿que características debe tener para que sea adecuado?
Partimos de la idea de que jugar facilita el desarrollo neurológico del niño y es una actividad básica para el desarrollo de habilidades imprescindibles en la etapa adulta. Es una actividad común a todos los mamíferos y sobre todo en el ser humano.
El juego tiene infinidad de beneficios siempre que cumpla con dos características: ser una actividad voluntaria y resultar placentera para la persona que la está realizando. Además nos debe permitir explorar a través de los sentidos, del cuerpo o a nivel congitivo.
Jugar es imprescindible y no hacerlo puede traer consecuencias graves en el desarrollo evolutivo, sobre todo en el ámbito socio-afectivo. Entre otras cosas permite experimentar y da la oportunidad de equivocarnos y de ir perfeccionando acciones hasta dominarlo, fomenta la creatividad ya que está unido a la parte simbólica, a la fantasía y a la imaginación (no siempre jugamos de la misma manera, cambiamos reglas y ajustamos la actividad a las necesidades del momento).
Las actividades lúdicas son un puente para aprender estrategias de colaboración. Podemos jugar solos, pero también buscar la compañía de otras personas pudiendo hacer grupos y diferenciar entre competir y colaborar. Esta relación con el aprendizaje la podemos observar en la escuela, que utiliza el juego para lograr objetivos aprovechando la motivación intrínseca. El proceso es más sencillo, significativo y de mayor calidad. Aprenden sin darse cuenta y el resultado es óptimo.
Podemos descubrir a través del juego nuestro potencial conociendo qué juegos se nos dan mejor (ámbito lingüístico, matemáticas, dibujo, teatro, deportes…). Esto nos permitirá aprovechar este conocimiento para crear propuestas y objetivos que sigan potenciando estas fortalezas.
Los juguetes han sido posteriores al juego. Los bebés ya juegan con sus manos o pies y poco a poco van introduciendo el uso de juguetes externos que pueden ser sencillos (cajas, piedras, telas…) o mas sofisticados (ordenador, tablet…) , pero para ser adecuados deben tener una serie de características:
- Estar adaptados a la edad de la persona que los va a utilizar. De esta manera ayudará a que el juego se produzca. Si es demasiado sencillo le resultará aburrido y si es excesivamente complejo le resultará imposible, frustrante y terminara abandonándolo.
- Ofrecer variedad de posibilidades de juego. Permitir flexibilidad a la hora de poder jugar con ellos. Aunque estén pensados para jugarse de una determinada manera deben permitir hacer variaciones.
- Ayudar a estimular los sentidos sobre todo en educación infantil.
- Ser de calidad, seguros y de acuerdo a una normativa. Sin elementos tóxicos o que produzcan lesiones.
- Fomentar las relaciones sociales y la actividad física. Que puedan jugar con otras personas.
Resumiendo, un buen juguete nos hace disfrutar, nos permite imaginar, crear, transformar, comunicar y divertirnos. En definitiva, permite que nos desarrollemos de manera adecuada a nivel emocional, social y cognitivo.
Mucho ánimo en esta tarea y felices fiestas!!!
Silvia Barreiro Mariño
Licenciada en Psicopedagoxía
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