Los niños/as altamente demandantes son aquellos que desde bebés lloran mucho, buscan atención constante, son muy sensibles y viven con emoción desbordante situaciones que en principio son poco importantes o de menor intensidad. Su reacción emocional es altamente intensa y la demanda cara el entorno es también de la misma intensidad, sobre todo con las figuras vinculares.
Lo que suele suceder en estos casos es que las figuras de apego acaban gestionando por él estas emociones y como consecuencia no aprenden a hacerles frente y a ajustarlas.
Si escalonamos las emociones en una escala del cero al diez, hacemos el mismo con las situaciones que las producen y observamos la relación entre los dos parámetros en nuestra vida cotidiana, nos damos cuenta de que normalmente se ajustan o hay muy poca diferencia entre ellos. En el caso de niños altamente demandantes no se produce esta concordancia, sino que no encontramos que ante situaciones que podríamos valorar sobre un 3 las reacciones emocionales pueden ser de un 9. Esta condición debemos tener en cuenta que es innata, involuntaria y que lo va a acompañar durante su vida, pero puede aprender a ajustar situación y emoción o aproximarlas.
Como adultos podemos vivir con angustia las reacciones emocionales del nuestro/a hijo/a debido a la intensidad de las mismas y podemos pensar que son realmente de gravedad, por eso es importante saber que son reacciones muy concretas en el tiempo.
Nuestra actuación para ayudarlo/a pasa por permitirle pasar por la emoción, pero sin sumar la nuestra, porque eso aumentaría todavía más la intensidad. Realizaremos un acompañamiento calmado intentando reconducir la relación situación-emoción a niveles normales o próximos que no generen problemas adaptativos a nivel familiar, personal o social.
Fuente: Helena Alvarado. Psicóloga sanitaria, terapeuta e formadora.
Silvia Barreiro Mariño
Licenciada en Psicopedagoxía
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